Escribir es un arte. Eso es algo que das por sentado cada vez que te ves en la obligación de redactar un documento por más sencillo que parezca. Necesitas inspiración, consejos, prácticas, experiencia, conocimiento para colocar tus ideas en un orden lógico y comunicarlas con claridad. Dependiendo del tipo de escrito que vayas a redactar la tarea podría resultarte más o menos complicada. ¿Poesía o prosa? ¿Ensayo o crítica? El interés que tengas por el tema y el estilo jugarán un papel importante en la autenticidad y profundidad del contenido.
Los textos discursivos (ensayos, informes, cartas, artículos enciclopédicos) constan de un modo de redacción objetivo. Mientras más claro, mejor. Por lo general se entiende que embellecer o utilizar calificativos a modo personal es un error en este tipo de texto. En los ensayos existe cierta flexibilidad con respecto a esto, pues a pesar de que es necesario fundamentar lo expresado en él, la información será tratada según las nociones e interpretaciones propias que el autor tenga acerca del tema. Si precisas escribir un ensayo, y no estás muy seguro de cómo hacerlo, aquí te mostramos varias recomendaciones que podrían ayudarte a sacarle el mejor provecho a tu creatividad.
Esquematiza el contenido
Es conocido que la extensión de un ensayo puede variar considerablemente. Desde una página con un promedio de 600 palabras Times New Roman (o Calibri) tamaño 12 hasta una posible publicación de 15000 palabras con apreciables estilismos y diseños, todos los ensayos presentan una estructura intrínseca que puede esquematizarse. Un esquema te ayudará a delimitar el contenido y a no abundar con las mismas ideas. Puedes iniciar con la "evidente" introducción, y luego dividir el contenido. Hay quiénes utilizan unas palabras de ambientación y luego presentan la tesis en torno a la cuál se orientará el resto del ensayo. En cuanto al contenido, este puede ser desglosado en dos o tres puntos focales principales, los cuales pueden ser desglosados nueva vez según sus características se lo permitan.
Sé imparcial. No te bases en tu propia opinión
Es cierto que todas las personas consciente o inconscientemente redactan artículos basados en su juicio personal. Es normal que intentes plasmar lo que ya sabes sobre una temática determinada en lo que escribes, sin embargo, hay mejores formas de hacer llegar tu mensaje. Al no basarte en tu propia opinión, estarás dejando espacio para que el lector forje su propia interpretación sobre el tema que, probablemente, coincida con la tuya. Esto se contrapone a cuando expones argumentos sesgados hacia tus propias ideas. La imparcialidad demostrará que posees un juicio crítico y que das cabida a opiniones o escenarios distintos siempre y cuando estén fundamentados.
Consulta fuentes oficiales y diversas
Existen recursos ilimitados a los que puedes acceder con las actuales tecnologías de la información y comunicación. Esto indudablemente constituye una ventaja si lo comparas con épocas anteriores en las que el acceso a la información era bastante restringido, sin embargo cantidad no es sinónimo de calidad. Con lo fácil que resulta crear contenido en la actualidad es necesario discernir entre las fuentes que son fidedignas y oficiales de aquellas que no son válidas. Una vez más las fuentes dependerán del tema a desarrollar. Para ejemplificar, en el caso de las Naciones Unidas, existen bases de datos inmensas en sus páginas oficiales, y es posible hallar indicadores económicos, demográficos y geopolíticos ampliamente aceptados en páginas como la del Banco Mundial.
Escribe como si fueras tú el lector
Detente un momento, piensa en lo que exiges cuando lees. Quizás exiges que los textos discursivos sean claros, concisos y breves a fin de captar el mensaje de una manera más eficiente. Ahora detente otra vez, piensa en las circunstancias que te permiten determinar cuán breve, claro o conciso es un artículo. El conocimiento previo sobre los hechos, situación o temas descritos; la formación académica que tengas y los tecnicismos utilizados influyen en tu percepción sobre lo que lees. Siendo así, el contenido y la forma de presentarlo dependerán de la audiencia a la que te diriges, por lo que has de pensar como ellos para lograr captar su atención. Escribe como si fueras a leer.
Mantén la congruencia de tus ideas
Un error recurrente es exponer ideas que no parecen conectarse de una forma concreta. Esto es algo que debes de evitar. No es lo mismo el objeto de tu investigación o tesis que el objetivo. El objeto puede presentar innumerables características que no repercuten en el desarrollo y/o conclusiones del ensayo que redactas. Recuerda también que los argumentos que presentes en tu ensayo deben de cumplir con la coherencia (de número, tiempo y género) y cohesión (se logra por medio de nexos entre oraciones que explican las relaciones existentes entre ellas), las cuáles son propiedades de los textos discursivos.
Estos son algunos consejos que puedes poner en práctica para mejorar tus habilidades al redactar un ensayo. No obstante, no te límites. Sea cual sea tu objetivo ten en claro que la creatividad aún cuando se cuenta con marcos y moldes "rígidos" es inherente a todo creador de contenido. Difunde lo que sabes y perfecciona tu técnica constantemente. Si te empeñas en hacer un buen trabajo, lograrás obtener resultados satisfactorios.